El contorno de los ojos
La piel del contorno de los ojos es la zona más frágil de todo el rostro en la que se refleja cualquier alteración.
La piel que conforma el contorno de los ojos es extremadamente fina. Tiene un espesor medio de entre 300 y 800 micras. Es cinco veces más fina que la del resto de la cara que, a su vez, es cinco veces más fina que la del resto del cuerpo. Es decir, la piel del contorno ocular es diez veces más fina en total que la del resto del cuerpo.
Concretamente la epidermis tiene un grosor medio en el cuerpo de 0.1 mm, en la cara el grosor de la epidermis es más fina, tiene una media de 0.02mm. Y la piel del contorno de los ojos es cinco veces más fina: 0.004 mm. Esta epidermis tiene 18-20 capas de células en la capa córnea en condiciones normales pero el número de capas córneas en la piel del contorno de los ojos es menor en el resto del cuerpo. Y la capa córnea es la responsable de la protección del resto de capas de la piel. Todas las funciones de barrera de la capa córnea descansan en una capa más débil continuamente sometida a agresiones.
A nivel dérmico, es una piel que se caracteriza por su espesor mucho más fino y una más baja dotación de fibras de colágeno y elastina a nivel dérmico. La piel del contorno ocular es, por lo tanto, sumamente elástica y fina.
Esta delicada piel tiene una densidad muy inferior de glándulas sebáceas. Si tenemos en cuenta que el manto ácido de la piel está producido por:
- Glándulas sudoríparas (sudor): ácido láctico y aminoácidos.
- Glándulas sebáceas (sebo): ácidos grasos libres.
- Corneocitos: aminoácidos y ácido pirrilidoncarbónico.
Resulta evidente que la piel del contorno ocular es mucho más lábil a los desequilibrios del manto ácido y las funciones de barrera de la epidermis. Lo que la convierte en una piel potencialmente mucho más sensible que la de otras regiones faciales o corporales. La piel palpebral además se distiende con facilidad.
En el contorno ocular existen 22 músculos periorbitales que están en continuo movimiento debido al parpadeo, la gesticulación mímica y los movimientos de acomodación y enfoque visual. El repetido efecto de la contracción muscular causa en la piel las temidas “patas de gallo”.
Los lóbulos de grasa orbitaria que funcionan como almohadillas bajo los ojos están contenidas en su posición por una fina membrana músculo-cutánea denominada “septum”, que en condiciones normales mantiene la posición de estas bolsas de grasa. Con el paso de los años este “septum” se desvitaliza y se relaja, de forma que (de aparecer algún problema asociado, como retención de líquidos, sobrepeso, problemas de visión o una tendencia familiar marcada) produce la aparición de las bolsas palpebrales.
También puede verse afectada esta zona por las ojeras, pigmentación excesiva de la coloración de la piel en la zona del párpado inferior, debida a una producción excesiva de melanina o a la dilatación de los capilares de la zona. Las apariciones relacionadas con aumento de melanina en la zona son de tendencia familiar y son más frecuentes en la raza blanca, especialmente en el tipo mediterráneo, siendo de un color más marrón. Las relacionadas con la congestión circulatoria son más bien de color morado.
Cualquier afectación de la delicada microcirculación puede producir edema o hinchazón por circulación linfática deficiente en el contorno de los ojos. La actividad drenante de los vasos linfáticos del contorno ocular es más activa de día debido a que se potencia por el continuo bombeo de la contracción de los músculos de la mímica y el parpadeo; pero, por las noches y justo por la causa contraria, la falta de movilidad del ojo ayuda a que se disminuya la capacidad drenante de los vasitos linfáticos y por ello aparece la molesta hinchazón de los ojos al levantarse.
Los ojos están en el entorno de esta delicada piel y cualquier cuidado cosmético debe tener en cuenta que éstos son unos órganos especialmente delicados y por ello existe una restricción de los ingredientes y colorantes que pueden integrar un cosmético para el contorno de ojos.
El cosmético ideal para el contorno de los ojos, debe de llevar activos que trabajen a tres niveles:
- Drenaje: es imprescindible que active la circulación
- Hidratación: al ser una piel tan fina se deshidrata con facilidad
- Abordaje de arrugas y aportar firmeza.
Es esencial respetar el pH del lagrimal para evitar posibles irritaciones en el ojo. Activos importantes para el contorno:
- Cafeína: es un excelente activador de la circulación sanguínea. Mejora el aspecto de las ojeras
- Ácido hialurónico: aporta hidratación y actúa como esponja gracias a su capacidad de captar agua e hincharse dentro de los surcos de la piel
- Vitaminas: las que sean antioxidantes inhiben la acción de radicales libres y previenen los radicales libres y previenen el envejecimiento
- Péptidos: estimulan la producción de colágeno y mejoran la firmeza.
- Ácidos grasos esenciales
- Ceramidas
Aplicación
La aplicación es importante. Puede aplicarse en el hueso ocular y realizar movimientos alisantes de dentro a fuera y presionan con el dedo índice sobre la ceja y la parte inferior del contorno del ojo. Terminar con acción drenante con pequeños movimientos de olaje sobre el contorno.
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